Pan de muerto, una tradición que une a las familias
Actualizado: 29 oct 2019
Así son las diferentes piezas que se elaboran en Puebla
Puebla, Méx. (Quinceminutos.MX).- Desde los panes artesanales, hasta los elaborados por la alta repostería, el pan de muerto es la pieza esencial en la ofrenda que se coloca en los hogares mexicanos en esta época de Todos Santos o Día de Muertos.
El mestizaje y la fusión de culturas europea y mesoamericana generaron un inigualable sincretismo no solo en lo religioso, sino también en la tradición culinaria, derivando en delicias únicas al paladar.
La tradición de realizar sus propias piezas de pan en hornos caseros y el uso de productos regionales, ha permitido además la existencia de tantas variedades de pan como zonas agrícolas hay en el territorio.
En el estado de Puebla, se pueden identificar claramente las hojaldras -ya sea rellenas o de sabores-, mientras que en la zona norte como Zacatlán predominan los panes caseros con sabor a panela y queso.
La tradición por excelencia se da en la zona de Huaquechula, donde los pichones y las conchas forman parte de la gastronomía que se instala junto a los altares monumentales.
De igual forma, en la región de Tepexi de Rodríguez, los muertitos que son panes en forma de muñecos de pan, espolvoreados de azúcar y colorante rojo, adornan los altares y las mesas de los comensales.
Al extremos sur del estado, en la región de Acatlán de Osorio, los muertitos, también retomando la figura de un ser humano, da vida a las ofrendas, pero aquí con una gota de harina que simula la cara de las piezas.
Esta misma idea es plasmada por los artesanos y panaderos de las regiones de Texmelucan y Huejotzingo, donde las hojaldras además tienen toques especiales con frutas como manzana, durazno, nuez y naranja.
La región de Miahuatlán y Tehuacán se caracteriza además por el tradicional pan de burro, que aunque se realiza todos los días, en estas fechas también adopta una figura peculiar para ser colocado en las ofrendas.
El pan no solo es parte del adorno central, sino que también simboliza la cosecha, la unión familiar para su elaboración y el respeto con el que se coloca a aquellos que ya han partido, pero que una vez al año vuelven para estar con sus seres queridos.
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