López Gatell: peñismo hizo negocios muy oscuros con la salud
La corrupción desmanteló el sistema de atención; se descarta para las boletas… “hasta que yo no entregue todas las cuentas necesarias y se acabe esta epidemia”
por Álvaro Ramírez/Exilio
Puebla, Méx.- La salud de los mexicanos y su atención fue una mercancía para los anteriores gobiernos, especialmente entre 2012 y 2018, cuando se realizaron acuerdos económicos “de manera muy oscura”, “negocios y aventuras comerciales al amparo del poder”, y se permitió que los intereses financieros participaran en el diseño de las políticas públicas, desglosa con señalamientos específicos el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno lopezobradorista, Hugo López-Gatell Ramírez.
El diagnóstico de esta herencia de corrupción es devastador: pago de sobreprecios en insumos y medicamentos, sustracción de los recursos, con ello se redujo la capacidad efectiva del sistema de Salud, prácticamente se desmanteló, fue entregado, como muchos hospitales, en obra negra.
Eso aunado a la mala salud de los mexicanos -dice el funcionario federal-, con circunstancias que se arrastran desde hace 40 años, también por intereses económicos, ha generado esta “grave y grande pandemia” en México, en donde se mueren pacientes jóvenes, por la epidemia de enfermedades que padecemos como país.
No a las boletas
En entrevista en solitario, el encargado de la estrategia nacional contra el Covid, hace una larga disección de la situación actual del sistema de salud y las causas de por qué se enfrenta con rezagos.
Al final de su conferencia diaria, esta ocasión desde Puebla y en el salón “La Constancia” del Centro de Convenciones de San Francisco, López-Gatell por enésima vez descarta que vaya a utilizar su gran exposición mediática en esta pandemia, para apuntarse a las boletas electorales.
Pero, suelta frases que pueden leerse entre líneas: “hasta que yo no entregue todas las cuentas necesarias y se acabe esta epidemia, no tengo otro elemento de prioridad que el manejo de la epidemia y el resto de mis obligaciones en la protección de la salud pública de este país. Estoy encomendado a lo técnico”.
El subsecretario se aleja del grueso de la comitiva de funcionarios federales, quienes vinieron a Puebla para presentar la Estrategia de Intervención Local de Salud Comunitaria, y se da el tiempo para atender la conversación, que fue pactada con su equipo en la Ciudad de México.
Hace una acotación general, sobre su encargo: no tergiversará los datos, aunque lleguen malas noticias.
Por ello, no lo inquietan las críticas de la oposición y sus exigencias de que renuncie, porque “nuestro interlocutor es el pueblo de México, con quien estamos obligados a darle información directamente sobre lo que está ocurriendo en la epidemia… Cuando esa información es alentadora, lo vamos a decir, cuando no es alentadora y estamos ante un reto, se lo vamos a decir también y se lo hemos estado diciendo”.
Los saldos del peñismo
Hugo López-Gatell no muestra pasiones, cuando habla del anterior régimen, pero señala con claridad sus culpas. Subraya que el daño más serio al sistema de salud se realizó, entre 2012 y 2018, cuando el país era gobernado por el priísta Enrique Peña Nieto, pero a él nunca lo menciona por su nombre.
Ese régimen, dice, hizo negocios con la salud de los mexicanos, desmanteló el sistema de salud, pero no solamente en la infraestructura, sino también en el privilegio de acuerdos comerciales que redundaron en la de por sí mala salud de los mexicanos.
“Desde que empezó el modelo del Seguro Popular, en 2003, y durante estos 15 o ya 16 años, de que estuvo en vigor, hoy ya ha sido desmantelado, se nos planteó que esa manera de organizar el sistema de Salud y de financiarlo, iba llevar a inversión privada que enriquecería la capacidad del sistema en términos de cobertura, calidad.
“No fue así, se redujo la capacidad efectiva del sistema, porque no se invirtió correctamente en ampliar su capacidad, y en darle mantenimiento a las unidades de salud, para que fueran resolutivas.
“Se dejaron abandonados, y esto tiene que ver con fenómenos importantísimos de corrupción, más de 317 hospitales que se planteó construir y quedaron en obra negra o inservibles.
“Y además se fomentó la participación de los agentes comerciales de la salud, que, en vez de desarrollar capacidades resolutivas, es decir, infraestructura útil, lo que hicieron fue hacer negocios al amparo del poder público y con ello sustrajeron los recursos, de por sí en general escasos, que año con año la Cámara de Diputados destina, a través del Presupuesto de Egresos de la Federación, para la Salud.
“¿A cambio de qué? -plantea la interrogante y de inmediato da la respuesta-. A cambio de ciertas aventuras comerciales que tenían la idea de ser servicios, que le llamaban integrales, que de una manera muy oscura eran contratados por el gobierno federal, insisto, 2012-2018, y que en realidad no resolvían los problemas de fondo, que pagaban sobreprecios y dejaron en indefensión sobre todo a las poblaciones más vulnerables, en el área rural, las poblaciones indígenas, entre muchos otras”.
Mala salud, mal gobierno
La precariedad del sistema de salud, sin hospitales, sin medicamentos y sin personal, no fue la única calamidad. La mala salud de los mexicanos, con 14 por ciento de la población con diabetes, muchos también con hipertensión, es otro factor determinante, que nos encontró frágiles en el país, a la llegada del Covid, cuyo primer caso en México se detectó el pasado 28 de febrero.
El subsecretario de Salud también ve la mano de la corrupción y de los intereses económicos, en la mala alimentación de los mexicanos.
Hugo López-Gatell Ramírez considera una falacia el supuesto de que podemos comer lo que deseemos, porque hay determinantes circunstanciales y ajenas, en las que el Estado Mexicano claudicó en su obligación constitucional de vigilar y fomentar la buena salud.
Fracasó, desde hace al menos cuatro décadas, pero también lo permitió y se corrompió, para que esto ocurriera.
“Los alimentos que nos llevamos a la boca no dependen sólo de nuestra voluntad. Uno podría pensar, y esto es lo que nos han hecho creer quienes no quieren que veamos la realidad, que las decisiones sobre lo que nos alimentamos es libre, que lo que queremos comer lo comemos. No es cierto, esto está determinado socialmente.
“En primera por la capacidad económica y México tiene una enorme desigualdad socioeconómica, la mitad de la población mexicana vive en condiciones de pobreza, la mitad, y esto obviamente dificulta el acceso, en términos económicos, a una alimentación saludable.
“Segundo lugar, lo que físicamente tenemos a la mano, si salimos a la calle, vivamos en una zona urbana, suburbana o rural, vamos a encontrar mayormente productos ultraprocesados y procesados, que son productos de consumo, aparentemente, alimentario, pero que no podríamos llamarles formalmente, alimentos porque no lo son”.
Y el resultado está a la vista: “estos determinantes, que son las causas de estas enfermedades (diabetes e hipertensión), en México desde hace más de 35 o quizá 40 años, han tenido un deterioro progresivo. Esto es lo que explica está grande y grave epidemia. Cuando digo una de las más, es por qué México es, por ejemplo, el primer país en obesidad infantil y juvenil. A veces llegó a ser el primero, por momentos es el segundo o tercero, en obesidad en adultos”.
Las cifras son contundentes: “¿de qué tamaño es esta epidemia?, tres cuartas partes de la población mexicana, de quienes tienen 20 años o más, tienen sobrepeso o bien obesidad. Tenemos también a la cuarta parte de la población con hipertensión y hasta 14 por ciento tiene diabetes, lo conozca o no lo conozca y ese es otro de los problemas: el retraso en el diagnóstico.
“Son enfermedades que progresan lentamente, sin dar ninguna molestia, la persona no lo percibe y cuando lo percibe es porque ya tiene una complicación generalmente irreversible: un infarto, ceguera, amputación, porque no hay circulación en las piernas, insuficiencia renal o la muerte misma”.
- Renunció, con estos gobiernos, el Estado a su responsabilidad…
- Efectivamente. Es una responsabilidad del Estado, se requieren políticas de Estado. Respecto del gobierno, como parte del Estado, como ente tutelar del Estado nacional, lo que hay es una obligación, en términos constitucionales, por el derecho a la protección de la salud, el derecho al acceso al agua y el derecho a una nutrición saludable…
“El gobierno es responsable de presentar esas políticas, de implantarlas y de vigilar su cumplimiento, protegiéndolas, además, de la penetración de los conflictos de interés económico que por año las han distraído, debilitado, estorbado o desmantelado”.
Sobreexposición mediática
Tras casi 25 minutos, el funcionario debe alcanzar a la comitiva. Es viernes en la noche y el sábado la visita continúa en Cuetzalan, en donde se entrevistarán con integrantes de la cooperativa indígena Tosepan Titataniske.
Hugo López-Gatell mira el reloj, pero no apresura al final de la charla. Queda una pregunta más, de cualquier modo.
-¿No se siente incómodo con esta sobreexposición mediática (por ser la voz en la estrategia contra el Covid)?
-Yo estoy cumpliendo la responsabilidad, la encomienda y el encargo que me corresponde por ley, y que me han conferido el Presidente de la República y el secretario de Salud. En la medida en que mi trabajo pueda ser útil a la sociedad, yo lo estaré desempeñando. Si en algún momento, eso implica esta sobreexposición mediática, debemos tener en cuenta que es una decisión del gobierno mexicano la transparencia en la información.
“Nuestra responsabilidad es informar diariamente. Somo unos de los pocos países que aún mantiene este tipo de conferencias de prensa, con el propósito que la sociedad conozca, de manera veraz, la información técnica, la información científica sobre lo que está ocurriendo con la pandemia. Nuestro interlocutor o nuestra audiencia es el pueblo de México, con quien estamos obligados a darle información directamente sobre lo que está ocurriendo en la epidemia.
“Y hemos insistido en una cosa, cuando esa información es alentadora, lo vamos a decir, cuando no es alentadora y estamos ante un reto, se lo vamos a decir también y se lo hemos estado diciendo.
“Tenemos la obligación de actuar con veracidad y de informar con oportunidad y lo seguiré haciendo, por lo demás, es lo de menos”.
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