El suicidio, emergencia médica prevenible señala académico
El promedio de edad en México de la primera tentativa de suicidio es a los 9 años
En el marco del XXV aniversario de los programas de licenciatura del Departamento de Ciencias de la Salud, y con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el Dr. Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la Universidad iberoamericana Puebla presentó la conferencia ¿Morir o dejar de sufrir? Conocer y comprender para incidir en la problemática suicida de niños y adolescentes en México.
El también Presidente Electo de la Asociación Mexicana de Suicidología AC comenzó su intervención retomando el lamentable suceso del joven que se quitó la vida en una Universidad de Monterrey, y señaló que más allá del dolor que esto conlleva es importante preguntarse ¿qué estamos haciendo al respecto?, que en principio no es de un solo individuo, sino un problema de índole social.
¿Por qué hablar de suicidio?
Al respecto el Dr. Hernandez Cervantes señaló que resulta importante hablar del tema porque si se analiza con detenimiento podremos ver que en la mayoría de los casos un suicidio o intento, se genera enojo en las personas lo cual también da pauta para saber y conocer qué ocurre en el colectivo o qué mueve en las personas, quienes en su mayoría llama al castigo de la víctima.
Asimismo, resaltó que en México sobrevivir después de los 25 años de edad es todo un reto porque la gente joven está expuesta a situaciones violentas, la principal causa de muerte son los accidentes automovilísticos, si no son éstos, los jóvenes en el país son asesinados, violentados o agredidos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento para entender el riesgo suicida en donde el nivel de riesgo es a partir de los sistemas de salud en el país. Para ejemplificar al respecto, el Dr. Quetzalcóatl Hernández mencionó que mientras en la Ciudad de México existen alrededor de 20 psiquiatras por cada 100 mil habitantes, en el interior del país existe menos de un especialista por cada cien mil mexicanos.
El ejercicio de la psicología en el país no está regulado, eso implica que muchas familias se topen con charlatanes que solo empeorarán y retrasaran el proceso por la idea equivocada de que tomar medicinas es malo empeorando las posibilidades de mejoría. En Mexico hay menos de 60 psicólogos certificados y de estos menos de 15 personas han alcanzado un nivel de especialización en suicidio, es decir es insignificante parta la población nacional.
Un dato a resaltar, es que pese a la percepción generalizada, en México a quien peor le va es a los hombres, esto porque además de ser los que más mueren de manera violenta, también son quienes encabezas las estadísticas de suicidio. “En el país por cada mujer que muere por suicido hay al menos cuatro hombres menores de 25 años de edad”.
Al mexicano en promedio le cuesta 14 años encontrar la ayuda adecuada, este adolescente que empieza con dificultades entre quinto y sexto de primaria pasa a la secundaria con muchas dificultades y contratiempos generan adultos con dificultades emocionales.
Está comprobado que en México la principal sustancia asociada a la mortalidad por suicidio en jóvenes menores de 29 años es el alcohol. Y aunque ha habido campañas de concientización sobre el consumo de éste, el problema de fondo va más allá de la ingesta. Otro tema identificado en el país es la relación familiar. La demografía nos demuestra que cada vez hay menos parejas que continúan juntos en matrimonio.
Error separar la salud física de la salud mental
Uno de los principales problemas para incidir en lo que acontecen en el país tiene que ver con esta separación estructural, seguimos creyendo que el tema de depresión es una cuestión actitudinal y son igual de dañinas que un cáncer, una neumonía y otras. “Seguimos con la idea de que el medicamento va al final, es una actitud narcisista del terapeuta de creer que solo con sus palabras alguien se va a curar”.
¿Qué expresan los niños y adolescentes en riesgo?
El especialista comentó que esperar a que un niño diga estoy pensando en quitarme la vida es algo tardío, llegar a ese punto es porque ya hay un largo camino detrás de la idea. “En terapia la frase recurrente en niños entre 9 y 12 años es “juntarme solo”, es decir, hacer todo sin compañía y esta misma emoción se replica en adolescentes entre 13 y 22 años. En nuestra sociedad la soledad es sinónimo de fracaso”.
Que sí y qué no ante una crisis suicida
La parte más difícil de atender por quienes atienden estos casos es quedarse callado, no aconsejar o responder o tratar de dar una respuesta y eso es delicado en riesgo suicida. Por ello lo más importante es preguntar has intentado quitarte la vida, has pensado en suicidarte o me ayudaría mucho saber tus motivos para morir. Lo que no se debe hacer es dar consejos, no prometer nada y mucho menos dar palabras de aliento.
Cuando una persona intenta quitarse la vida no se trata de chantaje o ejercicio de poder, es una emergencia médica. En ese sentido los primeros auxilios emocionales son preguntar, escuchar y referir con un especialista.
¿Cuál es el mejor tratamiento?
Tras estudios, tratamientos y pacientes han enseñado cuál es el mejor tratamiento, y bajo estas evidencias se puede decir que la estrategia consiste en regresar a la escuela y a los padres de familia, así como identificar y generar un padrón que identifique las características de personalidad del adolescente mexicano en riesgo.
Finalmente, el académico de la IBERO Puebla puntualizó que es vital encontrar un especialista que plantee como trabajar con las enfermedades, que entienda el contexto social, educativo, competitividad y espacios de convivencia y atienda la parte biológica pues solo así se podrá atender las causas del problema.
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