De Cordón de Zapatos | Una dura encomienda

por J.L. HERMIDA USCANGA
Definir un equipo ideal de un circuito que cumple 100 años de existencia, debe haber significado un verdadero paquete para quienes tuvieron tal encomienda.
Se imaginan con la cantidad de enormes jugadores que han desfilado por los diamantes de Liga Mexicana de Beisbol de Verano desde 1925 a la fecha, es más que imposible tomar la decisión más correcta.
Nombrar a tres jardineros y dejar en el olvido a tantas y tantas glorias de la pelota mexicana se me hace más que injusto.
Además, entre una década y otra han sido tiempos diferentes, y aunque es el mismo juego, las condiciones entre el ayer y el hoy son abismales.
Nunca los vi jugar, pero por las crónicas de antaño me vienen a la cabeza un Jesús “Chanquilón” Díaz, Miguel Fernández “Becerril”, Felipe “Clipper” Montemayor, Alfred Pinkston, que posee la mejor marca de bateo de todos los tiempos con .372 y tantos y tantos guardabosques más de la época dorada y de tiempos remotos como Ramón “Diablo” Montoya, Marcelo Juárez, Domingo Cruz, Cornelio García y muchísimos más.
Pero sin duda, si en los tiempos modernos hay jugadores que reúnen los números y las herramientas para estar en el grupo selecto son Matías Carrillo, Daniel Fernández y Andrés Mora; los dos primeros guantes garantizados, excelentes bateadores de contacto y el gran Andrés, un aporreador temible y se lo merece a pulso por sus 2,259 imparables, 419 jonrones y 1,498 impulsadas en sus 23 campañas en el circuito de verano.
Andrés jugó cuatro años en la Gran Carpa con Baltimore y Cleveland, donde atizó 27 jonrones -el número que utilizaba en Liga Mexicana-, lo que indica que, si en esos tres años completos que pasó con Orioles, los juegos en México y dispara los 18 jonrones que promedia por año, la marca de vuelacercas que impuso Nelson (455) le hubiese quedado chica.
Aunque de verdad se extrañen otros grandes de la época dorada.
Y en el cuadro si no había dudas de quién era el dueño de la primera base por su temible bateo. Sí, don Héctor Espino, un hombre que nació para batear y cuyos 453 jonrones fueron la mayor cifra en la pelota azteca hasta que apareció Nelson Barrera.
La verdad a Espino me hubiera gustado verlo en la posición de bateador designado derecho y dejar como dueño de la primera base al inmortal Ronnie Camacho, mejor dotado a la defensiva y que con sus 317 jonrones de por vida se merecía un lugar en el grupo selecto.
Por lo menos uno de los dos Camacho de la Destrucción se metió en el equipo ideal con el gran Moi Camacho como amo y señor de la segunda base.
En la lista hay otros grandes como Beto Ávila, como Novato del Año y campeón de bateo saltó a la Gran Carpa después de cinco años con los Pericos, pero lo hecho en México no le alcanzó; José Luis “Chile” Gómez y en los tiempos recientes, Carlos Alberto “Chispa” Gastélum, que rebasó la cifra de dos mil hits y presume el porcentaje más alto de fildeo de todos los tiempos para una segunda base con .991.
En la tercera, Nelson Barrera contó con los mejores argumentos por sus enormes recursos ofensivos: sus 455 jonrones, 2937 imparables, solo 67 por debajo del amo y señor en ese departamento, Jesús Sommers, y sus 1,928 carreras remolcadas, que son marca en Liga Mexicana, son más que suficientes para esa distinción.
Pero ahí surgen los nombres de Aurelio Rodríguez, Leo Rodríguez, Celerino Sánchez, y el gran “Pato” Alejandro Ortiz, que era un guante garantizado, y como bateador, y ahí están sus 434 jonrones y 1,603 impulsadas, que son la segunda mejor cifra en el circuito, detrás de Nelson.
El de Santa Fe, Veracruz, es tercero en jonrones en todos los tiempos, y orgullosamente el bombardero con más cuadrangulares que se mantiene vivo en la pelota mexicana. Además, disparó 2,550 imparables en sus 25 campañas en el circuito.
En el campo corto hubo muchísimos grandes guantes, pero hay que ponerse de pie cuando se nombra a José Luis “Borrego” Sandoval.
Elegancia pura para fildear, fácil de manos, todo lo hacía sencillo, sin ser espectacular, y además un bateador de respeto.
Lógico en ese sentido en los tiempos remotos recuerda uno a Javier Robles, Remigio Díaz, y más atrás Francisco “Chico” Rodríguez Ituarte, a Alfonso “Houston” Jiménez, Jorge Fitch, Guillermo “Huevito” Álvarez, que fue nueve años líder de la posición, siete de ellos en fila, Apolinar Pulido “Polín”, entre muchos más.
Y en la receptoría, el sitio correspondió a Francisco “Paquín” Estrada, cuyas 26 temporadas detrás del plato, además haciéndolo con categoría, lo convirtieron en uno de los grandes catchers de la pelota mexicana.
A “Paquín” se le catalogaba como uno de los mejores defensivos, no por nada tiene la marca de más lances realizados (12,538), más outs consumados (10,906), inteligente para llevar el juego, a tal grado que más tarde se convirtió en un manager exitoso, pero hay que destacar también que con el madero no era ningún flan y la muestra están los 2,089 imparables que disparó en su carrera.
Dejó atrás a grandes receptores como Pilo Gaspar, Jaime Corella, Rudy Sandoval, Sergio “Kalimán” Robles, Miguel Ojeda, que podrían andar en el mismo rubro.
Y como bateador designado, Lalo Jiménez, bateador zurdo temible, cuyos 351 jonrones lo convierten en el bateador siniestro más poderoso de todos los tiempos.
Bien ahí, pudieron colocar a Alejandro Ortiz por sus 434 jonrones también, como bateador derecho o al mismo Ronnie.
Y en el pitcheo, como derecho, el líder ganador de todos los tiempos, Ramón Arano acompañado del líder ponchador y cuarto lugar en triunfos, Jesús “Chito” Ríos, don Vicente “Huevo” Romo, José “Peluche” Peña, Francisco Campos, Martín Dihigo, el único extranjero que se coló en el grupo selecto y más que bien merecido, además de los zurdos veracruzanos, Ángel Moreno y Alfredo Ortiz, que hacen el 1-2 entre los brazos siniestros más ganadores del circuito.
Sin embargo, donde queda gente como Antonio Pollorena, que ganó 233 partidos en su carrera, y ocupa el quinto lugar en todos los tiempos en ese renglón sólo detrás de Arano, Moreno, Ortiz y Ríos, Arturo González (232), sexto sitio entre los ganadores, el mismo Ramón Bragaña, y muchos grandes más con enorme nombre, pero a quienes ya no le alcanzaron los números.
Los cerradores son Isidro Márquez, cuyos 301 rescates son la cifra más alta de todos los tiempos, y Salomé Barojas, que cumplió facetas tanto de abridor como de bombero, pero aún así terminó salvando más de 150 juegos.
Ya en ese rubro no le alcanzó, pese a su calidad, ni al tremendo Aurelio López, por el tiempo que se la pasó en Grandes Ligas, ni a Sixto Báez, segundo lugar de todos los tiempos, ni al “Cañón” López ni Antonio Pulido.
Y el manager de toda esa legión, no podía ser otro más que “Cananea” Reyes con sus títulos como timonel en Liga Mexicana y su enorme capacidad como dirigente.
Se podía pensar que el “Príncipe de Belén” Lázaro Salazar era el indicado, pero nadie podía tener más méritos para tal distinción que el enorme “Cananea”.
Lógico, en el limbo se quedan otros grandes como el líder de imparables de todos los tiempos (3004) y único que ha rebasado la cifra de tres mil hits en la Liga Mexicana de Verano, el enorme Chucho “Guapetón” Sommers; y el amo y señor de las estafas, Luis “El Rayo” Arredondo con sus 527 robos y sus 2,815 incogibles, que lo colocan en la tercera posición de todos los tiempos solamente detrás del mismo “Guapetón” de Guaymas y del “Almirante” Nelson Barrera, además de su marca de 19 temporadas consecutivas bateando 100 imparables o más.
Todos los elegidos son inmortales de la pelota mexicano, y muchos de los que se quedaron afuera también, pero en realidad después de números y más números que son los que hablan en el beisbol, apostar por un cuadro ideal con tantas luminarias que han desfilado por los diamantes mexicanos, es más que aventurado, y siempre como sucede ahora, habrá injusticias marcadas.
¿Cómo la ve, usted?
*FB Pelota en Juego/Herus comunicación
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