Abstencionismo, el enemigo a vencer
Actualizado: 14 jul 2021
El verdadero reto para las elecciones del 1 de julio será vencer al abstencionismo en México, pero especialmente en Puebla, donde cada vez el porcentaje de votantes es menor. En los últimos 14 años la lista nominal del estado ha crecido en 1.3 millones de posibles votantes, sin embargo, este incremento no ha sido proporcional a la participación ciudadana, sino todo lo contrario, en la última elección el abstencionismo alcanzó su punto más alto al llegar a 55.13 por ciento de "NO" electores.
Sea por desencanto social o por falta de credibilidad en la política, Puebla se muestra inmersa en un abandono ciudadano porque los hombres y mujeres mayores de edad han renunciado a participar en comicios ya sea a favor o en contra del bien común.
Si bien, contar con una credencial de elector otorga la posibilidad de acceder a la ciudadanía y participar de la "res pública", o bien de todo aquello considerado como parte de la "cosa pública" o dentro de la "esfera pública", el hecho de no salir a votar se convierte de facto en una forma de rebeldía social al incumplir con una obligación ciudadana y por ende, en un rechazo al contrato social.
Las cifras son más que elocuentes. En 2004 cuando se realizó la elección en la que ganó la gubernatura Mario Marín Torres, la lista nominal alcanzaba apenas 3 millones 237 mil 686 personas, de las cuales salieron a depositar su voto 1 millón 816 mil 455 electores. Se trató de la participación más alta de los últimos tres procesos, en cuanto a términos porcentuales se refiere: el abstencionismo fue de 44 por ciento, mientras que la participación se alzó hasta 56.1 por ciento, esto es la participación de casi 6 votantes por cada 10 inscritos.
Para el 2010, cuando el triunfo lo obtuvo Rafael Moreno Valle Rosas, el listado nominal ya llegaba a 3 millones 850 mil 473 posibles votantes, sin embargo, solo salieron a las urnas 2 millones 142 mil 889.
Aunque en números la votación fue mayor a la de seis años antes, en términos porcentuales significó un retroceso porque la participación fue de 55.65 por ciento y el abstencionismo subió a 44.4 por ciento.
El mismo fenómeno, pero más acentuado, se volvió a registrar en la última elección realizada en 2016, mediante la cual los poblanos eligieron a Antonio Gali Fayad como gobernador del estado por un periodo de 1 año y 8 meses. Aunque la campaña levantó altas expectativas, únicamente salieron a votar 1 millón 925 mil 1 personas, esto es 44.8 por ciento de los 4 millones 291 mil 93 inscritos en el listado nominal. El abstencionismo, entonces, repuntó hasta el 55.13 por ciento.
Si ponemos atención, el porcentaje de abstencionismo en la elección de 2016 (55.13 %) es casi equivalente a la participación que hubo en la elección del 2004 (56.1 %), esto es una inversión entre la cantidad de votantes y no votantes, que creció en esa elección en lugar de revertirse.
Para el proceso electoral 2018 el listado nominal, al corte al 20 de abril, contempla 4.5 millones de electores en Puebla, de los que se podría registrar una participación de entre 2 millones y 2.5 millones de votos, según los mínimos y máximos de votación vistos. Este medio millón de votantes son los que harían la diferencia entre el triunfo o la derrota en las urnas, no de solamente de los candidatos, sino en esencia, de la Reforma Electoral.
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