La clave para un decrecimiento feliz es la repartición de la riqueza entre todos, señala especialista

Eliminar la desmesura consumista y priorizar los bienes racionales ante los materiales, es uno de los objetivos principales del decrecimiento feliz, el cual es un movimiento que propone un profundo cambio del modelo de vida y que ha florecido en países latinoamericanos como México, Ecuador y Chile.

Con este escenario, la Universidad Iberoamericana Puebla a través del Área de Reflexión Universitaria (ARU), llevó a cabo la conferencia Decrecimiento feliz ¿seríamos más felices si dejáramos de caer en el consumismo? Impartida por el Dr. Julio García Camarero y moderada por el Mtro. Jesús Antonio Rojas Méndez.

Durante su ponencia, el Dr. Julio García destacó que el capitalismo más allá de llevarnos al crecimiento, trajo consigo distintos tipos de crisis, entre las que destaca la financiera, la social, la de agricultura, la alimenticia, la de migración, la del poder gubernamental y la democrática, entre otras.

El experto en geografía y pionero del decrecimiento feliz, señaló que este modelo de vida incluye una reeducación desde la infancia, en donde se tendría que sustituir la educación consumista por la optimista, siendo una educación que participe en un sano consumismo. “La felicidad no depende del consumismo. La clave para un decrecimiento feliz es la repartición de la riqueza entre todos; además de que nos invita a disminuir trabajo, consumo, competencias, acumulaciones, contaminación y violencia”.

Igualmente, resaltó que el decrecimiento infeliz es totalmente consumista, basándose en el crecimiento económico del 1% y empobreciendo al 99%, dedicándose a explotar los recursos prioritarios, y destruyendo países. Un claro ejemplo de ello, es Estados Unidos, principal precursor de este tipo de decrecimiento.

Finalmente, presentó una serie de acciones que muestra la transición de un decrecimiento infeliz a uno feliz, las cuales van desde lo material a lo humano, creando conciencia sobre un consumismo responsable, de la sociedad patriarcal a una totalmente horizontal, aniquilando métodos de consumismo como la obsolescencia programada, consumiendo productos locales, apoyándose mutuamente y lo cual dará como resultado un buen vivir.

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