5 hábitos que tienen en común las personas emocionalmente inteligentes
¿Qué significa realmente ser emocionalmente inteligente? Muchos de nosotros podemos decir que estamos en contacto con nuestras emociones, pero ¿cómo se traduce esto en inteligencia social y relacional hacia nosotros mismos y otras personas?
La inteligencia emocional no es sólo el reconocimiento y la identificación con nuestras propias emociones, sino también tener la capacidad de manejar los sentimientos de otras personas de una manera empática y astuta. Esta la forma de construir relaciones largas y duraderas con quienes nos rodean mientras que manejamos nuestras propias emociones de una manera saludable. Tomando esto en cuenta, aquí hay 5 hábitos que practica una persona emocionalmente inteligente.
1. Saber que pedir ayuda no una debilidad, es una fortaleza
La inteligencia emocional se reduce esencialmente a un sentido de confianza en sí mismo. Existen muchas personas que sienten que pedir ayuda es una señal de debilidad, pero en realidad son sus inseguridades y prejuicios hablando por sí solos. Alguien que posee inteligencia emocional sabe que tiene una comprensión clara de sus propias fortalezas y limitaciones. Ellos entienden que, aunque tienen confianza en sí mismos, no necesariamente tienen que saberlo todo y no tienen miedo en admitirlo. Buscar información para abrir la brecha de conocimiento y la colaboración de otros es visto como una fortaleza y una oportunidad para crecer como una persona, en lugar de una debilidad.
2. Lidiar con problemas de comunicación de una manera tranquila
Tener problemas de comunicación con personas (ya sean seres queridos, colegas o incluso extraños) puede ser frustrante, llevándonos a perder nuestra serenidad. Ser capaz de mantener la calma y la paciencia cuando se enfrenta los desafíos de comunicación es un signo seguro de inteligencia emocional. Tener la capacidad de leer las señales sociales es clave. Las personas que calmadamente pueden redireccionar su mensaje cuando claramente no se está captando, demuestran empatía hacia las necesidades de su audiencia. Son emocionalmente inteligentes porque se preocupan, no sólo por el mensaje que están tratando de transmitir, sino por otras personas.
3. Discutir un conflicto de manera clara y objetiva
Las discusiones pueden sacar lo peor de la gente y generar emociones difíciles. Puede causarnos frustración, sentirnos incomprendido y va en contra de nuestra necesidad de ser aceptado y siempre tener razón. Con la inteligencia emocional viene la necesidad de ser entendido sin ser autoritario o condescendiente. Es la capacidad de explicar un conflicto de una manera clara y objetiva. Las personas emocionalmente inteligentes tienen autoconciencia de sus propias emociones, son capaces de auto-administrar estas emociones, ser empáticos con respecto a los puntos de vista de otras personas, y ser buenos en el manejo de las emociones de los demás también.
4. Enfrentar la retroalimentación negativa de una manera positiva
Si bien recibir retroalimentación negativa puede sacar nuestras inseguridades, las personas emocionalmente inteligentes son capaces de lidiar con ello con confianza en sí mismo sin ponerse a la defensiva. Enfocarse en los hechos y mantener la cabeza fría permitiendo que sus emociones se mantengan en control, significa que son más propensos a ver la crítica como una oportunidad de crecimiento en lugar de un daño a su autoestima. Esto no quiere decir que las personas emocionalmente inteligentes no experimenten emociones negativas, como la frustración al oír la crítica, pero son capaces de procesarlas rápidamente y salir de su propia perspectiva para ver la de alguien más.
5. Aceptar el fracaso
La confianza en ti mismo es clave cuando se trata de enfrentar las adversidades, te mantendrá a flote cuando la vida te lanza hacia el fondo y las personas emocionalmente inteligentes lo saben. Tener esta autoconfianza es la forma como la gente emocionalmente inteligente lidia con los fracasos. Se dan cuenta de que la evaluación de situaciones problemáticas de una manera objetiva y sin duros auto-juicios es fundamental para levantarse, ganar fuerza, teniendo en cuenta lo que han aprendido de la situación y seguir adelante.
Aprender más sobre nuestras emociones y las de otros puede llevarnos a superar situaciones difíciles y construir relaciones más duraderas con los demás y con nosotros mismos.