Alcaldes sin plan para recibir a migrantes
Sin programas ni estrategia para recibir a los repatriados, los Ayuntamientos del estado de Puebla se mantienen a la espera de que los gobiernos estatal y federal implementen acciones orientadas a enfrentar el inminente arribo de cientos de migrantes y sus familias a todos los rincones de la entidad.
Más aún, los gobiernos municipales desconocen la población total de sus habitantes que han migrado a la Unión Americana y aunque algunos cuentan con oficinas para atención a quienes regresan de visita, únicamente logran tener aproximados, pero nulo seguimiento de ellos.
De acuerdo con información de la oficina de censos de los Estados Unidos realizar en el año 2013, en todo su territorio existían 2 millones 273 mil 240 poblanos, sin embargo, no todos enfrentaría problemas con las leyes migratorias de la Unión Americana puesto que un millón y medio son nativos y sólo 748 mil son nacidos fuera de aquel país.
Los datos muestran que 188 mil 740 inmigrantes ya habían logrado la naturalización, mientras que 559 mil 520 permanecían en territorio estadounidense pero no eran considerados todavía como ciudadanos.
En total se estima que la población indocumentada de poblanos en la Unión Americana era hasta hace cuatro años de 332 mil 109 personas. Esto es, aproximadamente, 6.62 por ciento del total de población mexicana radicada en “el norte”.
El hecho trascendental para el estado de Puebla es que con esta cantidad de connacionales que podrían ser deportados en los próximos meses, las poblaciones enfrentarían conflictos como crisis laborales, falta de vivienda y alimentación, así como mayor demanda en espacios educativos y de salud.
Y aunque algunos de ellos vuelvan con remesas, éstas serán insuficientes para cubrir las necesidades propias y de quienes dependen de ellos.
Esperar que todos los migrantes regresan con dinero suficiente para establecer pequeñas o medianas empresas, parece ser una de las quimeras que a pesar de las décadas de migración que unen a México con Estados Unidos, no ha sido superada ni por los gobiernos ni por las familias de quiénes deciden irse en busca del sueño americano.
Hay que recordar que a lo largo de décadas, Estados Unidos ha emprendido redadas y deportaciones masivas de migrantes, de ahí que no es la primera vez en que México se convierte en el villano de la película y tampoco la primera ocasión en que se impone la lógica de la supervivencia yanqui.
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