Con nostalgia y escepticismo, pobladores de San Andrés y San Pedro Cholula son testigos de la inauguración del tren turístico a la ciudad de Puebla, el cual corre sobre las mismas vías del viejo ferrocarril.

Con una inversión cuatro veces mayor a lo proyectado inicialmente, el nuevo atractivo turístico está calculado en casi mil 200 millones de pesos, cuando la propuesta era de 300 millones.

Aunque los vagones tuvieron un costo de aproximadamente 42 millones de pesos, las obras complementarias, remodelaciones, pavimentos y guarniciones, así como el cambio de rieles, requirieron inversiones exorbitantes que superaron por mucho los recursos planteados por el gobierno de Rafael Moreno Valle.

A partir de ahora, existe una nueva ruta para llegar de la ciudad de Puebla a la pirámide de Cholula, sin embargo, el costo y el tiempo de traslado indican que será únicamente para el turismo. De acuerdo con las tarifas establecidas, los turistas pagarán 60 pesos por viaje, los poblanos podrán pagar 30 pesos y como opción para quienes deseen usarlo como medio de transporte, el costo será de 13 pesos, con tarjeta del RUTA. El inconveniente es que el tren tarda casi tres cuartos de hora para llegar a la ciudad de Puebla, cuando las líneas de transporte actuales realizan el trayecto en un promedio de 20 minutos y con un costo de 7 pesos con 50 centavos.

Los cholultecas todavía recuerdan cuando viajaban en el viejo tren que dejó de funcionar en 1996, después de más de un siglo en funcionamiento.

Don Eloy, de 67 años, ahora jubilado, recuerda que usaba el tren para irse a trabajar a la ciudad de Puebla, con un costo bajo y seguridad en el traslado. Por ello, desde que anunciaron la puesta en marcha del nuevo tren, ha estado pendiente de cada una de sus etapas, pues quiere volver a recorrer esas vías que durante años lo llevaron y trajeron en sus labores diarias.

Sentado sube una pila de escombros, Don Eloy también recuerda que cuando era niño viajaba con su madre, tomado de la mano, para ir a comprar al mercado de la ciudad de Puebla y luego regresar con mercancía que vendían una pequeña tienda del pueblo. Y al recordar, sus ojos se vuelven cristalinos y se pierden a lo largo de las vías, como si viera pasar frente a sus ojos un hermoso sueño. Luego, tras hacer una pausa, afirma: "quiero subirme aunque sea por última vez al tren, para recordar todo los que nos tocó vivir y para ver qué tal es este nuevo tren".

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