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Visionando el éxito del futuro



En 1963, Martin Luther King, con su frase célebre “tengo un sueño”, expresó su visión de igualdad, libertad y justicia para afroamericanos en Estados Unidos. Este sueño ayudó a sostener el movimiento de derechos civiles y permitió cambiar la sociedad de EEUU.

¿Existen sueños o visiones que puedan tener tal impacto en las organizaciones?

Las estadísticas indican que la mayoría de las empresas líderes del mundo tienen una característica en común: tener una visión clara de la organización que centra la atención de sus integrantes y modela su desempeño de forma inigualable y exitosa. El sueño que cada fundador de estas empresas fue capaz de compartir con sus seguidores o colaboradores, les hizo creer que era posible alcanzar cosas extraordinarias y que, a través de ellas, una organización inigualablemente exitosa emergería.

Los sueños y visiones pueden parecer sin sentido, débiles y no manejables, por lo que a veces tenerlos puede generar incomodidad para los visionarios y también para quienes reciben el impacto de aquellos. Sin embargo, un sueño o una visión, o bien, sin perjuicio de cómo se le llame, un propósito, una meta, una agenda personal, un legado, etc., son claras las consecuencias positivas de tener uno. Un sueño, proporciona a todos los miembros de una organización un panorama del futuro que puede ser compartido, una clara sensación de orientación, una movilización de energía y una percepción de estar comprometido con algo importante. Una visión le da a una empresa una imagen proyectada, idealizada y esquematizada de sí misma y de su singularidad.

Las organizaciones que tienen una idea clara de cómo, cuándo, dónde y con quién van a desarrollar sus objetivos, sin duda, llegarán sanos y salvos a su “tierra prometida”. Otorgándoles a los miembros de dicha organización, una sensación de orgullo y utilidad, una percepción de ser únicos y contagiándolos de voluntad, contribución y motivación, induciendo que la empresa funcione a un nivel más alto que aquel que previamente habían visionado.

Es importante que esta visión sea positiva y estimulante. Si bien los líderes necesitan escuchar las reacciones de los seguidores, es responsabilidad de los líderes estructurar estas reacciones en una visión final. La aceptación de ese sueño esquematizado y final por parte de los subalternos de la organización, casi invariablemente conduce al éxito. El sueño final debe ser a la vez integral y detallado. Una visión de una organización como “experto mundial” o “líder de la industria” carece de la especificidad que emita estas aspiraciones para imprimirle energía a las acciones.

Se puede deducir entonces que el primer paso para construir una empresa o llevar a cabo un proyecto es tener un sueño, ese proceso a través del cual, un individuo o grupo de personas ambicionan del futuro de ellos mismos o de sus organizaciones, que a su vez, debe ser lo suficientemente clara y potente como para despertar y sostener las acciones necesarias para que ese sueño o visión se concrete en la realidad.

“Una visión sin acción es solamente un sueño, una acción sin visión es pasar el tiempo; una visión con acción puede cambiar el mundo.” - Joel Barker. 

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